Seguimos difundiendo los principales riesgos que tiene Internet para los menores, actualmente a través de charlas en la Universidad Jaume I de Castellón (UJI) a futuras educadoras. Entre los principales riesgos hemos recordado en qué consisten los conocidos ING: ciberbullying, grooming, sexting y hacking. No obstante, el principal riesgo evitable con una adecuada supervisión, estamos convencidos de que es el exceso de información personal que los menores exponen en sus perfiles en redes sociales unido a la publicación de fotografías que por su contenido pueden ponerles en situación de vulnerabilidad.
Una vez más hemos analizado en qué consisten estos riesgos, cómo evitarlos de forma adecuada y cómo actuar por parte de los educadores desde que se tiene conocimiento de que un menor es víctima o autor de cualquiera de estos delitos. Sin duda la formación en esta materia de padres y educadores va a suponer una garantía para evitar estos riesgos y prevenirlos. Pero además de formarnos, debemos ser capaces de transmitir la importancia de estos riesgos a los menores, de educarles tecnológicamente al igual que en otras facetas de la vida. De esta forma conseguiremos que los menores sean capaces de actuar correctamente ante un groomer sin escrúpulos que les pide fotografías y vídeos de contenido íntimo a través de la web cam y redes sociales, o para que sean lo suficientemente inteligentes como para no reenviar a través de whatsapp una foto íntima recibida desde el móvil de un compañero/a de clase (sexting).
Además de analizar las consecuencias psicológicas que estas conductas pueden suponer para las víctimas, hemos incidido en que pueden ser delitos (y no bromas como puede parecer a algunas personas) y como tal, pueden derivarse consecuencias penales para los menores que difunden a través de las TIC imágenes de otros menores en actitud sexual, puesto que podríamos estar ante un delito de posesión y distribución de pornografía infantil.
Además de analizar las consecuencias psicológicas que estas conductas pueden suponer para las víctimas, hemos incidido en que pueden ser delitos (y no bromas como puede parecer a algunas personas) y como tal, pueden derivarse consecuencias penales para los menores que difunden a través de las TIC imágenes de otros menores en actitud sexual, puesto que podríamos estar ante un delito de posesión y distribución de pornografía infantil.
Las TIC ofrecen grandes posibilidades de producir y compartir archivos de todo tipo con un solo click, por eso ahora más que nunca padres y educadores debemos guiar a los menores a nuestro cargo en su mundo virtual para que estos nativos digitales no se conviertan en huérfanos digitales.
Nuevamente palabras como diálogo, educación y concienciación aparecen como parte de la solución para mejorar la seguridad de los menores en la Red.
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