sábado, 30 de junio de 2012

PADRES ANESTESIADOS ante la revolución de las TIC.

Tranki Pap@s es un manual que persigue dotar a padres y educadores de los conceptos necesarios que les permitan convertirse en guardianes eficaces y eficientes de la seguridad de sus hij@s en la Red. La idea de escribir Tranki Pap@s surgió de nuestra iniciativa, de nuestra experiencia como policías al frente de un Grupo de Investigación de Delitos Tecnológicos por el que han pasado y pasan madres, padres y muy especialmente menores, bien sean víctimas de algún ciberdelito o los supuestos agresores, que también los hay entre los menores de edad.
En nuestros años investigando todo tipo de delitos cometidos a través de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) donde aparecían menores implicados, hemos visto como los padres eran los primeros sorprendidos ante lo ocurrido, en ocasiones sobrepasados por los acontecimientos mientras escuchaban el relato de sus propios hij@s. Padres que parecían estar doblemente anestesiados.
Anestesiados en primer lugar porque han sido los últimos en enterarse de que su hij@ estaba siendo humillado y/o vejado en la Red por otros memores, en el mejor de los casos. O tal vez acosado por un adulto pedófilo que buscaba ganarse su confianza a través de la Red con la intención de conseguir encuentros físicos y reales. O simplemente han sido los últimos en enterarse de que su hijo, a pesar de ser menor de edad, lleva meses hackeando cuentas de correo electrónico y extorsionando a personas de cualquier parte del planeta. Para llevar a cabo cualquier de estas acciones, para ser víctima o verdugo, solamente se necesitan dos cosas: un ordenador y una conexión a Internet.
Padres anestesiados en segundo lugar, porque han vivido mucho tiempo de espaldas a las TIC y al uso que hacen sus hij@s de las mismas. Estos padres son fácilmente reconocibles ya que suelen utilizar frases como: esto no va conmigo, yo no se como funcionan las redes sociales, le he comprado un smartphone a mi hij@ porque lo tienen tod@s sus amigo@s, si yo quiero saber lo que hace mi hij@ en Internet pero no me deja, es que no tengo tiempo ... Y un sin fin de explicaciones similares que evidencian cuanta falta hace un cambio de mentalidad respecto a la importancia de la seguridad en Internet y al uso que hacen los menores de las TIC.
Algunos padres y educadores prefieren no darse cuenta, viven más cómodos en su falta de conciencia, pero estamos viviendo una revolución tecnológica. La realidad que nos envuelve facilita que cualquier menor pueda ser víctima o autor de alguno de los -ING, como el ciberbullying (insultos, amenazas, humillaciones entre menores utilizando las TIC). Es tan sencillo como crear un perfil en alguna red social de adolescentes, con el nombre y apellidos de su víctima e incluso con varias fotografías copiadas de otro perfil auténtico del que posiblemente sus padres tampoco sabían su existencia. Hablamos de una generación de huérfanos digitales que están creciendo envueltos en tecnologías de las que hacen uso a diario, pero muchos de ellos sin nadie que les guíe, que les enseñe el camino y las normas básicas para no convertirse en víctimas o agresores.
Algunas personas nos dicen: ¿Y cómo voy a llevar ese control o supervisión del que hablais? ¿Qué ocurre con el derecho a la intimidad de los menores? ¿A qué edad le debo comprar un smartphone? ¿Qué edad es la adecuada para utilizar las Redes Sociales? Educar no es tarea fácil, la línea entre la libertad, la intimidad y el control paterno es difícil de marcar, pero también es necesario supervisar el uso que hacen nuestros hijos de Internet si no queremos vivir en primera persona el efecto de esa anestesia que mencionábamos antes. No tenemos una respuesta contundente para estas preguntas, ni podemos como policías resolver todas las dudas que surgen a los padres respecto a las TIC, dudas que pertenecen más a la perspectiva y tratamiento de psicólogos y educadores. Pero si podemos afirmar algo sin ninguna duda: una adecuada supervisión sobre la actividad de los menores en Internet, podría haber evitado muchos de los casos que hemos investigado en los había menores implicados, bien como víctimas, bien como agresores. Cada padre/madre debería sacar sus conclusiones sobre si ejerce adecuadamente su responsabilidad sobre sus hij@s y las TIC y a partir de ahí adoptar las medidas que crea oportunas, pero dejar esta importante labor en las manos de los propios menores o de desconocidos puede ser una dosis de anestesia demasiado fuerte.

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